domingo, 4 de octubre de 2009

Ensayo sobre la Moral


Del ateísmo irracional


“Me parece tan extraño encontrar en la tierra una nación entera de gente tan bruta que carezca de la noción de Dios, como encontrar una que le falten las nociones del número o del fuego” (John Locke)


En este nuevo siglo parece no existir lugar en el mundo en que la palabra “dios” no haya sido empleada. Sin embargo la idea o la noción de lo que significa “dios” necesariamente no se consustancia con una creencia particular.

Más allá de las facilidades comunicacionales con las que contamos hoy en día la ignorancia de lo divino parece expandirse cada vez con mayor rapidez, como un virus incontrolable. Pero ¿debe preocuparnos este virus? ¿Cuán dañino es? Pues sí debemos preocuparnos y con máxima urgencia para que no sea demasiado tarde, aunque tal vez el daño sea irreversible.

El ateísmo carcome los mismísimos cimientos de toda sociedad racional. Si un hombre es librado en la selva y no conociese a Dios no nos debería preocupar en cuanto no es peligroso para terceros, pero en una sociedad integrada es el peor mal.

“Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, hacen obras abominables; No hay quien haga el bien.” (Salmos 14:1)

Un hombre sin Dios no puede entender el bien o el mal objetivamente. Si puede hacerlo por las costumbres heredadas. Pero que moral puede tener aquel cuyo accionar no presenta culpa alguna. ¡¿Si no tengo ataduras morales de que no soy capaz?!


De porque las leyes no constituyen moral:


Las leyes no constituyen moral porque las leyes son creaciones humanas, elaboraciones que sirven para mantener el orden, pero también fueron cómplices de las mayores atrocidades que haya visto la humanidad. El terror del nazismo, quien puede negar que las leyes existentes en el territorio alemán no abalaban la inmoralidad de la que todos fuimos testigos. Sin embargo la moral permitió su juzgamiento, sabios los jueces que presidieron tan honorable corte. En ese momento no existían leyes internacionales que protegieran la integridad del hombre, y nadie puede ser juzgado por una acción sin ley anterior que implique una pena. Pero los jueces reconocieron la existencia de “leyes” básicas inviolables (moral). Las leyes constituyen conducta, no moral. Debemos, por el bien de la humanidad, separar de una vez por todas el término moral del de ley, conducta, o tradición; porque no son sinónimos. No existe moral para el pueblo X y otra distinta para el pueblo Y. Los pueblos pueden actuar de tal o cual manera acorde a sus leyes y a sus costumbres, su accionar puede estar vinculado a esas normas de conducta pero eso no quiere decir que actúen acorde a la moral.

Existe una bruma que nubla nuestra visión. Pretendemos que no exista la moral y por eso la confundimos con las leyes y las tradiciones de los pueblos. Mi preocupación es si ésta neblina la crean hombres con intereses benignos. No veo entonces no existe, esto parece ser la premisa hoy en día, el ateo no ve a Dios entonces éste no existe, el hombre no ve la moral por lo tanto no existe. Cuánto daño ha hecho a la humanidad esta confusión.

Las leyes pueden variar y de hecho lo hacen. Lo moral no cambia, no es circunstancial. Sino podríamos decir erróneamente que lo que hoy está bien mañana puede estar mal, o que si quieres matar a una persona anda a un país que lo permita y listo, así como si nada. Señores no es así, puede parecer que es así pero repito, es solo esta ilusión en la que vivimos la que lo permite. Hombres sin moral, sin Dios son los que gobiernan hoy el mundo y que gran invento han hecho que han logrado cegar al hombre común para que sea cómplice pasivo de sus intereses espurios.

Esto es como un hombre que no ve el precipicio que tiene delante, pero que no lo vea no significa que no vaya a caer si sigue caminando. En este estado de situación nos encontramos hoy día. Hombres sin moral y sin Dios que producen las hambrunas, las guerras y las matanzas más espantosas jamás vistas. El diablo es el dios de este mundo, y se sirve de los ilusos.

Ya teniendo más claro el panorama podemos volver al ateísmo y ver porque es inmoral. Ahora ¿porque es irracional? La razón dicta que nada vale más que la preservación. Dios nos dio a todos razón, también nos dio libertad de elección. El hombre eligió el mal camino, la humanidad va paso a paso hacia su tumba. Por ello es irracional. Si seguíamos a Dios entonces encontrábamos la inmortalidad, pero ya el propio Adán eligió la muerte antes de la vida, ¿y no es esto irracional? El hombre que no tiene a Dios es irracional porque no sigue ese mandato de la razón de salvaguardar su propia existencia. Hoy día la humanidad entera puede desaparecer en poco tiempo ya sea por una guerra nuclear o por las crisis que provoca agobiando más a los hambrientos de este mundo. El ateo puede actuar moralmente, pero no lo sabe y nunca lo sabrá. Se atañera a las leyes del país en el que éste, más por el posible pago de sus crímenes que por el acto en sí.


De porque creer en Dios tampoco implica moralidad


Como dije antes Adán desobedeció a la razón en cuanto eligió la muerte, actuó contra Dios, contra la moral. Sin embargo él si creía en Dios entonces ¿el creyente puede ser irracional? Sí puede. Salgan ahora a las calles y pregunten a las personas si creen en Dios. Después pregúntenles si conocen la Biblia y fíjense que para la primera pregunta va a ver más respuestas positivas que para la segunda. Creer en Dios no significa seguir sus mandatos. "Tu crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan" (Santiago 2:19)

¿Cuántos gobernantes creen en Dios y sin embargo no se les mueve un pelo al ver la pobreza en la que sumen a sus países, o mandan a sus hombres a morir en guerras que solo sirven para engordar los bolsillos de aquellos que están en las sombras?

La moral implica obediencia a Dios. La moral es racional porque la razón la da Dios quién es quién dicta la moral. Tengan un pueblo que siga a Dios y ahí verán germinar la semilla del progreso. Sin embargo mis esperanzas de que esto suceda son escazas, antes el Juicio Divino.

La tolerancia parece confundirse con libertad. Libertad es obedecer a Dios y a las leyes humanas que no contradigan lo divino. No ir a la guerra es ser libre, porque sigo a Dios y no a los hombres irracionales que la hacen. Un mundo sin guerra, ¿no es lo que todos queremos?


De la tolerancia


Tolerancia, otro término que ha caído en la ambigüedad. Tolerar un acto no significa aceptarlo. ¿Porque aceptar ser liderados por irracionales, por personas sin moral, por ciegos que no pueden ver el rumbo hacia el cuál se dirigen? Tolerar esto es irracional y por lo tanto es intolerable.

Los peores enemigos de la moral son el ateísmo, el fanatismo y ciertos cultos oscuros como el satanismo. Combatirlos es la obligación de todo gobierno que realmente piense en el bienestar de su pueblo.

La solución está del lado de las leyes humanas. El gobierno que haga coincidir el derecho positivo con los sagrados mandatos de Dios (y haga cumplirlos) entonces estará por buen camino.

El ateísmo le ha declarado la guerra a la razón humana. Pregonan la destrucción de las religiones por “atrasar el progreso de la humanidad”. Sin Dios y sin religión no hay moral posible. Son ellos los que ponen trabas al entendimiento humano. Mientras sigan sumidos en su irracionalidad entonces para ellos no hay futuro posible dentro de un buen gobierno.

Como ya he mencionado en “Tratado sobre el ateísmo” este mal se infiltra en la sociedad por medio del ateísmo darwinista y el comunismo. La educación civil debe desalentar estas prácticas brindando las herramientas para combatirlos. Están en el conocimiento y en la razón tales armas. Una sociedad ilustrada es una sociedad libre, una sociedad guiada por la razón.

Anthony Flew dijo que su última investigación biológica “ha mostrado, por la complejidad casi increíble de los acontecimientos que son necesarios para producir (la vida), que una inteligencia debió estar envuelta”, lográndose los agravios de sus colegas ateos pero la verdad siempre debe salir, sea cual sea.

“Mi vida entera ha sido guiada por el principio de Sócrates, de Platón: siga la prueba, a dondequiera que ésta lleve”

El ateísmo es irracional y una sociedad que tolere la irracionalidad es una destinada al fracaso.

“Porque si después no hay nada, evidentemente nunca lo sabré, cuando me hunda en la nada eterna…pero si hay algo, si hay Alguien, tendré que dar cuenta de mi actitud de rechazo.” (Blas Pascal)


El fanatismo es otra actitud intolerable. Muchos grupos son fanáticos. La educación también debe inculcar la noción del debate, de la pluralidad y de la tolerancia. El fanatismo es intolerante y por lo tanto intolerable. La sociedad triunfa en la pluralidad y sale adelante a partir de las contradicciones. No existe persona infalible (a pesar de lo que piensen nuestros amigos católicos) capaz de lograr comprenderlo todo y por el mismo derecho a ser libre nadie puede obligar a otra persona a pensar de tal o cual manera o a sostener su mismo sistema de creencias. El comunismo es otro tipo de fanatismo al igual que el islam. Debe estar siempre el ojo del Estado sobre ellos para controlarlos y si es necesario debe hacer caer sobre ellos todo el peso de la ley.

El satanismo es la irracionalidad pura y debe ser castigada sin cuestionamientos. Ellos son enemigos del bien, del hombre, de Dios y de toda su creación. Son enemigos públicos del Estado, han dejado de ser hombres para transformarse en bestias irracionales y deben ser tratados como tales. Aquí se los encerrará para que no le hagan mal alguno a la sociedad, Dios dictará sentencia en el día de su juicio.

He expuesto aquí los males que aquejan a una sociedad desde sus cimientos. Ahora es el turno del Estado y de quienes lo dirigen de tomar las decisiones adecuadas para terminar con ellos y encaminarse por el buen camino en la Ley y en Dios.


De la relación entre la religión y el Estado


El Estado debe proteger la base moral sobre la cual deben construirse todas las instituciones y sobre la cual se erige toda buena sociedad. Debe castigar a los insurrectos con toda la fuerza de la ley apartándolos del resto de los ciudadanos.

Solo las personas que se dirigen en su vida moralmente, es decir cristianamente tienen la posibilidad de dirigir bien a un país, haciendo respetar los mandatos de Dios.

¿Porque hay tanta diferencia entre los países? Porque en algunos las leyes están más cercanas a los mandatos de Dios que otros.

Igualmente a esta altura no hay sociedad en el mundo que resista juicio alguno.

Obviamente la salvación es una búsqueda personal pero el Estado debe eliminar las prácticas que ponen en peligro la paz social.

Aquellos que se oponen se oponen a la voluntad de Dios porque la autoridad ha sido impuesta para impartir justicia y para llevar al bien. Es cierto que las autoridades sirven a otro dueño, pero eso es lo que queremos corregir. ¿De una sociedad corrupta como puede esperarse que sus líderes sean puros? Por suerte hay quienes tenemos a Dios en nuestro corazón y respetamos sus mandatos. De allí surgirán los buenos líderes, estará entonces en el pueblo la sabiduría de elegirlos para gobernar.

“Todos deben someterse a las autoridades constituidas. No hay autoridad que no venga de Dios, y las que hay, por él han sido establecidas. Por lo tanto, quien se opone a la autoridad, se opone al orden establecido por Dios, y los que se oponen recibirán su merecido. Los gobernantes, en efecto, no están para infundir temor al que se porta bien, sino al que hace el mal. ¿Quieres no tener miedo a la autoridad? Haz el bien y tendrás su aprobación, pues la autoridad es un instrumento de Dios para ayudarte a hacer el bien. Pero si te portas mal, teme, pues por algo lleva la espada y está al servicio de Dios para impartir justicia y castigar al que hace el mal.” (Romanos 13:1-4)

Cuando un gobierno no sigue a Dios pierde su esencia, su rol y se corrompe trasladando su putrefacción a la sociedad civil y se genera un ciclo degenerativo que parece no tener fin.

No solo los gobernantes deben meditar sobre esto, sino que el cuerpo científico también debería hacer una autocrítica. La ciencia posee odio contra Dios y sin justificación. Fueron ciertas iglesias los que les hicieron mal, pero no Dios. Pobres hombres afectaron a otros hombres que envenenaron su corazón. La ciencia humana también ha sufrido cambios, y en su entendimiento avanza pero es aún muy joven e ingenua como para comprender las leyes que guían el curso de la historia. Si una investigación tiene como resultado implicancias metafísicas entonces no es científica; es cierto que hay que delimitar los campos, pero no hay que cegar al hombre. Di el ejemplo de Anthony Flew, como también ha quedado a lo largo de la historia el testimonio de varios científicos que no se corrompieron. Hago un llamado a la compasión y a la misericordia, si en su corazón quieren negar a Dios no soy quien para impedirlo, pero no lleven a otros en su camino de perdición. La ciencia no es enemiga de Dios ni del Estado pero deben hacer una revisión y entender que si siguen en su necedad no le están haciendo un bien a la humanidad.

“porque las huellas visibles de una sabiduría y poder extraordinarios son tan patentes en todas las obras de la creación, que cualquier criatura racional que las considere atentamente, no puede menos de descubrir una deidad.” (John Locke)


Conclusión


Para resumir hay que decir que no hace falta mas que ver la realidad para comprender que hemos desviado el camino. Dios guíe a los pueblos y a sus gobernantes, al hombre en general para caminar por la buena senda. Sin embargo sabemos que son pocos los que la hallarán porque “…es estrecha la puerta y angosto el camino que lleva a la vida, y son pocos los que la encuentran” (Mateo 7:14)

Los cristianos debemos involucrarnos, porque más allá de que nuestro lugar sea el reino de Dios tenemos el deber de ayudar al prójimo, y así como los gobiernos pueden ser los creadores de todas las miserias, bien dirigidos pueden ser la salvación de miles de personas. Somos la ayuda que este mundo necesita para salir adelante, somos el pan de los pobres, el aliento a los desamparados. Somos los embajadores de Dios, debemos ser ejemplo y así esparcir la palabra.

“Ustedes son la sal de la tierra; pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se salará? Ya no sirve para nada, sino para tirarla fuera y que la pisen los hombres. Ustedes son la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de una montaña. Tampoco se enciende una lámpara de aceite para cubrirla con una vasija de barro; sino que se pone sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa. Brille su luz delante de los hombres de modo que, al ver sus buenas obras, den gloria a su Padre que está en los cielos.” (Mateo 5:13-16)

Tenemos nuestra misión, está en nosotros cumplirla. Cristianos en todo el mundo llegó la hora de levantarnos y de hacer la voluntad de Dios, por el bien de la humanidad. Seguramente el mal no nos dejará triunfar, el dios de este mundo nos querrá dar muerte, pero aquel que muere en Jesús resucita en él. Vale la pena intentarlo, por aquellos que sufren.

“Cada árbol se conoce por sus frutos” (Lucas 6:44) y éstos frutos están podridos.

Siento que el gobierno que aquí propongo ronda la utopía, pero si de algo ayuda, aunque sea alivia el sufrimiento de alguna persona o le da esperanzas y le sirve de consuelo entonces mi misión estará cumplida.

Sé que muchos me criticarán, pero no harán que cambie mi parecer. Si estoy equivocado ruego a Dios que me perdone y me muestre el camino. La razón es mi arma y Dios es mi razón.

“Porque nuestra lucha no es contra fuerzas humanas sino contra los Gobernantes y Autoridades que dirigen este mundo y sus fuerzas oscuras. Nos enfrentamos con los espíritus y las fuerzas sobrenaturales del mal. Por eso pónganse la armadura de Dios (…) Tomen la Verdad como cinturón, la Justicia como coraza, y, como calzado, el celo por propagar el Evangelio de la paz. Tengan siempre en la mano el escudo de la Fe, y así podrán atajar las flechas incendiarias del demonio. Por último, usen el casco de la Salvación y la espada de Espíritu, o sea, la Palabra de Dios.” (Efesios 6:12-14)

Constituyamos entre todos los hombres, en este marco de tolerancia hacia el prójimo, este Estado. Un Estado sin religión, pero con fe. Todo credo que no ponga en peligro la armonía social debe poder concurrir en paz con los demás. Porque la salvación es personal y el Estado debe poder garantizar el debate plural para que se ponga en juego la razón y el entendimiento humano para ver nuestros errores y crecer en nuestra búsqueda privada de Dios. Esto es la tolerancia.


“Que la gracia del Señor Jesús sea con todos. Amén.”

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